Marie y Pierre Curie hacia 1906 - Autor desconocido |
Marja Salomea Sklodowska, nacía en Varsovia el 7 de noviembre de 1867 en el seno de una humilde familia.
Su padre, profesor de Física y Matemáticas, y su madre, maestra, trataron siempre de ofrecer a sus cinco hijos una buena educación y estudios, a pesar de las dificultades económicas y los problemas que existían en la Polonia de aquel tiempo, ocupada por la Rusia zarista que vetaba el acceso de las mujeres a la educación.
Su padre, profesor de Física y Matemáticas, y su madre, maestra, trataron siempre de ofrecer a sus cinco hijos una buena educación y estudios, a pesar de las dificultades económicas y los problemas que existían en la Polonia de aquel tiempo, ocupada por la Rusia zarista que vetaba el acceso de las mujeres a la educación.
Desde muy niña destacó por su inteligencia. A los cuatro años leía perfectamente y fue la primera de su clase en el instituto. Trabajó como institutriz para ayudar a costear los estudios de su hermana Bronia, que más tarde la ayudará a ella. Así, decide irse a estudiar a París, donde malvive en una pequeña pensión con el poco dinero que su hermana le iba enviando y algo que ella tenía ahorrado. Fue una época especialmente dura, de frío y hambre, sin apenas dinero para comprar carbón y alimentándose a base de pan, mantequilla y té.
Pero aquella muchacha tímida y obstinada, que siempre vestía de forma austera, vería recompensado tanto sacrificio cuando en 1893 recibía la licenciatura de Física con el primer puesto de su promoción y en 1894 la de Matemáticas con el número dos.
Ese mismo año aparece en su vida Pierre Curie, un profesor de Física con el que se casará al año siguiente. Tras una sencilla ceremonia, se gastaron el poco dinero que recaudaron en la boda en un par de bicicletas y se fueron con ellas a recorrer la campiña francesa. La adaptación de su nombre al francés y el apellido de su esposo la convertirían en Marie Curie, nombre por el cual pasaría a la posteridad.
En esa época tuvieron lugar dos importantes acontecimientos para la historia de nuestra protagonista: en 1895, el físico alemán Wilhelm C. Röntgen descubre los Rayos X y en 1896, el físico francés Henri Becquerel descubre la Radiactividad Natural. Marie, a propuesta de su esposo, dedica su tesis doctoral al estudio de este último descubrimiento y obtiene el doctorado recibiendo una mención cum laude.
Fueron años de vida humilde y austera, trabajando juntos en un pequeño cobertizo transformado en laboratorio. Pierre, avezado inventor, construía con la ayuda de su hermano los instrumentos que Marie necesitaba para sus pruebas. Ella compaginaba su profesión con el cuidado de las dos hijas del matrimonio. El resultado fue el descubrimiento de dos nuevos elementos químicos: el Polonio, al que dio el nombre de su país natal y el Radio, llamado así por su alto grado de radiación.
Pierre y Marie renunciaron a la riqueza que les habría proporcionado patentar sus descubrimientos y los cedieron libremente a la comunidad científica mundial.
Fueron años de vida humilde y austera, trabajando juntos en un pequeño cobertizo transformado en laboratorio. Pierre, avezado inventor, construía con la ayuda de su hermano los instrumentos que Marie necesitaba para sus pruebas. Ella compaginaba su profesión con el cuidado de las dos hijas del matrimonio. El resultado fue el descubrimiento de dos nuevos elementos químicos: el Polonio, al que dio el nombre de su país natal y el Radio, llamado así por su alto grado de radiación.
Pierre y Marie renunciaron a la riqueza que les habría proporcionado patentar sus descubrimientos y los cedieron libremente a la comunidad científica mundial.
En 1903 Marie Curie era la primera mujer en recoger un Premio Nobel, el de Física, junto a su marido, Pierre Curie, y a Henri Becquerel "en reconocimiento de los extraordinarios servicios rendidos en sus investigaciones conjuntas sobre los fenómenos de la radiación descubierta por Henri Becquerel". A partir de entonces llegará la fama y el reconocimiento de los máximos estamentos científicos mundiales. Una fama que no cambiará la humilde y sencilla forma de vida de la pareja, que destinaron los 15.000 dólares que recibieron del premio a comprar regalos a su familia y tan sólo se dedicaron a ellos mismos una pequeña parte, la suficiente para comprarse una bañera para su hogar.
Sin embargo, la tragedia llegará en 1906 cuando Pierre es atropellado por un coche de caballos que le provoca la muerte y sume a Marie en una profunda tristeza. El gobierno francés le ofrece entonces una pensión vitalicia que ella rechaza. Pero sí acepta, en cambio, la propuesta que le hace la Universidad de París de ocupar la plaza de catedrático de Física de la que su marido era titular. Así es como el 15 de noviembre de 1906, una mujer dará clase por primera vez en la Universidad de La Sorbonne, 650 años después de su fundación. Un acontecimiento al que acudió una gran cantidad de expectante público, ante el que Marie se presentó vestida de negro y, con la modestia y humildad que siempre se caracterizó, retomó las últimas frases del discurso que pronunció su marido cuando asumió la cátedra. Tras ese pequeño homenaje a su inseparable compañero, comenzó la clase.
En 1911 llegará el segundo Premio Nobel, en esta ocasión de Química, que la convertirá en la primera persona de la historia en recibir dos veces tan importante galardón. Durante la Primera Guerra Mundial, Marie instaló un aparato de Rayos X en un camión que fue apodado "Petit Curie" y que ella misma se ocupó de conducir, para tratar a los heridos en el frente. Pronto se instalaron en más camiones y ella adiestró al personal necesario para su manejo. Personal entre el que se encontraba su propia hija Irène, que más tarde también se haría merecedora de un Nobel en Química.
Marie Curie continuó incansable su trabajo hasta que, probablemente debido a la exposición a radiaciones durante tantos años, una terrible enfermedad, que la dejó ciega, le provocó la muerte el 4 de Julio de 1934. Fue enterrada junto a su esposo Pierre Curie, tras un sobrio funeral al que tan sólo acudieron familiares, amigos y colegas más cercanos. Años más tarde, en 1995, los restos de ambos fueron trasladados, con todos los honores, al Panteón de París, donde también se convertiría en la primera mujer enterrada allí.