lunes, 21 de noviembre de 2011

Día de Acción de Gracias

La primer Acción de Gracias por Jean Louis Gerome Ferris
El cuarto jueves de noviembre se celebra en Estados Unidos la fiesta de Acción de Gracias  "Thanksgiving Day", de la que desde esta parte del mundo hemos oído hablar mil veces gracias a la influencia del cine americano. 

Esta fiesta, que para los canadienses es el segundo lunes de octubre, se celebra con una tradicional cena familiar, en la que los comensales acostumbran a comer pavo asado acompañado de salsa de arándanos rojos, verduras, principalmente judías verdes, batata dulce y puré de patata con gravy (una salsa hecha con el jugo del pavo). Para rematar este suculento banquete, no pueden faltar unos apetitosos postres entre los que destacan el pastel de calabaza, el de manzana y el de nuez pacana. 

Al día siguiente, tiene lugar en todo el país la apertura de la temporada de compras navideñas, en el conocido popularmente como "Viernes Negro", nombre que, según parece, viene dado por el caos de tráfico y gente que se genera en las grandes ciudades. Aunque otras hipótesis aseguran que es debido a que ese día las contabilidades de los comercios pasan de números rojos (déficit) a números negros (superávit), gracias a la cantidad de ventas realizadas en ese breve espacio de tiempo.

Para encontrar el origen de esta fiesta tenemos que remontarnos hasta el año 1620. El 6 de septiembre de aquel año partía la nave Mayflower, desde Plymouth, en el Reino Unido. A bordo de aquel barco viajaban algo más de un centenar de personas, que el 11 de noviembre desembarcaban en la costa este americana, en el territorio de Massachusetts. Eran los primeros colonos británicos en llegar al nuevo continente y, tras asentarse en los restos de un poblado nativo abandonado, fundaron la colonia a la que pusieron el nombre de la ciudad de la que procedían: Plymouth.

Aquel primer invierno resultó excesivamente cruel para aquellos colonos, a los que más tarde se denominó "peregrinos". El hambre, el frío y las enfermedades les pasaron factura y la mitad de ellos no lograron sobrevivir. El resto, a duras penas conseguía mantenerse con vida, cuando en marzo un grupo de nativos wanpanoag, cuyo líder se llamaba Massasoit, estableció contacto con ellos. Aquellos indios estaban acostumbrados a tratar con los europeos, a los que cambiaban pieles por atractivos utensilios que los extranjeros les ofrecían, pero nunca habían permitido que permanecieran demasiado tiempo en sus tierras, tan sólo el necesario para realizar sus transacciones comerciales. Aquel nuevo grupo parecía tener otras intenciones y, hasta entonces, el contacto de los wanpanoag con los colonos había consistido en pequeñas refriegas, ante las cuales, los británicos optaron por bajar cinco cañones del barco y los emplazaron en el poblado. Sin embargo, en aquella ocasión, Massasoit no pretendía atacar a los colonos, sino pactar con ellos una alianza para hacer frente a sus enemigos los narragansett. Así, a raíz de aquel encuentro, un indio llamado Tisquantum, que hablaba inglés tras haber pasado varios años secuestrado por unos marineros británicos y que pasó a la posteridad con el nombre de Squanto, se instaló en la colonia para ayudar a los peregrinos, que carecían de cualquier experiencia en agricultura y ganadería. Les enseñó a vivir en el bosque, a pescar y secar el pescado, a construir viviendas, a plantar maíz y a fertilizar el terreno enterrando peces junto a las semillas.

Aquel otoño de 1621, los colonos cosecharon maíz más que suficiente para alimentarse durante el invierno y decidieron hacer una comida a la que invitaron, como agradecimiento, a aquellos indios que en los momentos más críticos les prestaron su ayuda. Una comida a la que los británicos aportaron maíz y aves salvajes a las que llamaban "pavos" y los wanpanoag colaboraron con carne de ciervo.

En 1623, el gobernador de la colonia congregó a los peregrinos y sus familias en la casa comunal para escuchar al pastor y dar las gracias a Dios, antes de los festejos por la recolección de la cosecha. Aquello le confería un carácter religioso a una celebración que inicialmente había tenido un origen laico.

La alianza entre colonos y wanpanoag duró más de cincuenta años y fue beneficiosa para ambos grupos. Permitió a los indios defenderse de sus enemigos con la ventaja que les daban las armas británicas y éstos lograron sobrevivir en un medio hostil en el que, casi con toda seguridad, hubieran perecido. Pero aquello abrió la puerta de llegada a miles de europeos que se asentarían en aquel territorio durante las siguientes décadas y, en 1675, un hijo de Massasoit, harto de las leyes que les imponían unos colonos más numerosos ya que los indios, desató una guerra de funestas consecuencias para los nativos, ya que significó su casi total exterminio.

Los Cuadernos de Urogallo
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La Cocina de Urogallo