Galileo Galilei - Autor: Ottavio Leoni - 1624 |
La repercusión que la vida y los estudios de Galileo Galilei han tenido para la humanidad fueron tan importantes, que en la actualidad nadie duda en considerarlo, no sólo el padre de la astronomía y la física modernas, sino uno de los padres de la Ciencia. Este peculiar personaje nació en Pisa (Italia) el 15 de febrero de 1564. Su padre, Vincenzo Galilei, era un hombre culto procedente de una familia noble y a quien las circunstancias de la Italia de aquella época, inmersa en multitud de conflictos y guerras, habían llevado a una decadencia económica que le obligó a desplazarse de Florencia a Pisa y aceptar un matrimonio de conveniencia con Giulia Ammannati di Pesci, cuya familia, de origen burgués, facilitó a Vincenzo la posibilidad de ganarse la vida dedicándose al comercio. De aquel matrimonio, que según parece nunca llegó a llevarse bien, nacieron siete hijos, el mayor de los cuales
fue nuestro protagonista.
Galileo recibió una buena educación. Durante una parte de su infancia estudió en un monasterio y, más tarde, medicina en la Universidad de Pisa. Su padre deseaba a toda costa que fuera médico, un oficio que no sólo estaba muy bien considerado en aquella época, sino además muy bien remunerado. Galileo, que tenía una mente abierta a todo, era un claro ejemplo de hombre renacentista y destacó como dibujante, músico y poeta. Pero en cambio, le faltaba vocación para la medicina y terminó por dejar su carrera. Sin embargo, de la mano de un amigo de la familia, el profesor Ostilio Ricci, le llegaron las primeras nociones de algo que sí despertaría en él un verdadero interés: las matemáticas. Atraído por el pensamiento de hombres como Euclides, Pitágoras o Arquímedes, se dedicó en profundidad a su estudio y llegó a ejercer de catedrático en la misma Universidad que años antes abandonara, la de Pisa. Tras la muerte de su padre en 1591, tuvo que hacerse cargo de la familia. Aceptó la cátedra de matemáticas en la Universidad de Padua y se dedicó, además, a impartir clases particulares para afrontar la delicada situación económica en la que se encontró. Más aún con la llegada al mundo de sus tres hijos, nacidos de la relación que mantuvo con Marina Gamba.
Galileo fue un estudioso incansable, que no se conformaba con la teoría sino que tenía que llevar a la práctica y experimentar todos sus proyectos e ideas. Inventó un gran número de artilugios; elaboró estudios sobre física, que pondrían en entredicho las teorías de Aristóteles sobre la caída de los cuerpos; desarrolló las leyes del movimiento pendular, según se cuenta, cuando descubrió el parpadeo de la llama de una lámpara en la catedral y pasó horas observándola; realizó infinidad de trabajos sobre topografía, arquitectura, mecánica y, por supuesto, astronomía.
Telescopio de Galileo Museo de la Ciencia de Florencia |
Todos esos descubrimientos permitían una nueva visión del Universo, más de acuerdo con las teorías heliocéntricas de Copérnico que con las viejas teorías geocéntricas de Ptolomeo y Aristóteles. Es decir, confirmaban que no éramos el ombligo del Universo, que no todo giraba alrededor de la Tierra, sino que eran la Tierra y los demás planetas quienes giraban alrededor del Sol. Pero esa postura chocaba frontalmente con las doctrinas establecidas por la Iglesia y le supondrían a Galileo ser procesado por la Inquisición. Tras ese proceso, el día 22 de julio de 1633 fue obligado a retractarse de sus teorías y jurar de rodillas que nunca más volvería a decir que la Tierra se movía alrededor del Sol. Tras lo cual, se cuenta que añadió la célebre frase "eppur si muove" (sin embargo se mueve).
Aquella renuncia le permitió salvar la vida, pero fue condenado a prisión perpetua, pena que le fue permitido cumplir en su casa, donde enfermo y ciego moriría el 8 de enero de 1642, precisamente el mismo año en que iba a nacer otro genio, Isaac Newton, quien años después declararía que todo aquello que logró, lo hizo gracias al trabajo de grandes hombres que le habían precedido, como Galileo Galilei, a quien el propio Einstein denominó "Padre de la Ciencia Moderna".
Los Cuadernos de Urogallo